El crecimiento se debe a una mayor actividad del sector de la vivienda.
La caída de las exportaciones merma el crecimiento, debido a la pérdida de competitividad por el aumento de los costes energéticos.

El consumo de cemento en Andalucía ha crecido un 19,1% en los cinco primeros meses del año, alcanzando la cifra de 905.345 toneladas, 145.304 toneladas más que en el mismo periodo del año pasado.

Este crecimiento debe ponerse en el contexto de que el consumo de cemento del año 2016 fue uno de los más bajos de los últimos cincuenta años, por lo que esta ligera mejora porcentual, trasladada a valores absolutos, no permite al sector salir de la situación crítica en la que se encuentra inmerso desde hace una década.

Las exportaciones de cemento y clinker han tenido un peor comportamiento, con una bajada del 6,3% en el periodo enero-mayo de este año con respecto al mismo periodo del año pasado, alcanzando la cifra de 1.014.486 toneladas. Esta disminución de las exportaciones es debida a una menor competitividad de la industria cementera andaluza provocada, en buena parte, por el incremento de los costes energéticos de producción, muy importantes en una industria como la cementera. El diferencial entre lo ganado con el consumo interno y lo perdido con las exportaciones no permite a las fábricas de cemento andaluzas salir del estancamiento en sus volúmenes de producción, que continúan situados en un 50% de su capacidad instalada, aproximadamente.

Las perspectivas para el conjunto del año dejan esperar un crecimiento por encima del 10%, gracias a la mayor actividad que está experimentando la edificación residencial, ya que la inversión en obra pública sigue estancada en mínimos históricos. Sin la recuperación de la obra pública, el consumo de cemento, y por tanto la actividad de construcción en Andalucía, seguirá situándose en la mitad de la media de los últimos 50 años.